
¡Llego tarde!
Me he despertado tarde y solo tengo veinte minutos para prepararlo todo y salir corriendo al nuevo instituto de Transville. Aun no se como se llama. Buen comienzo.
Salto de la cama y me visto con mis vaqueros negros, mis camiseta de Nirvana negra con letras amarillas y cojo mis botas militares tan rápido como si hubiera un incendio en aquella misma casa.
Bajo a toda prisa por las escaleras, recojo la maleta del último peldaño, cojo un bollito de los que hace mamá y salgo pitando por la puerta.
Mientras mi padre me llevaba en el coche hacia el instituto me estaba regañando, decía que debería de irme en el autobús y yo tratando de explicarle que como no lo coja a su hora no te espera, pero nada. No me hace caso.
Me paro frente a la puerta gigantesca de aquel viejo instituto.
En una placa pone "Instituto Marie Antonié". No me gusta mucho el nombre, pero que se le va ha hacer.
Mi padre me pita desde el coche para despedirse mientras el directos me da un cordial saludo con la mano y se presta a enseñarme el centro e indicarme donde esta mi clase.
Al llegar a clase, ya es la segunda hora. Al entrar a clase un ataque de nerviosismo se apodera de mi. Y haciendo un esfuerzo por no tropezar voy andando por el aula buscando un sitio libre. Los chicos me miran con cara de asco y las chicas no paran de cotillear sobre mi, ahora mismo soy el centro de atención, y eso que me gusta pasar desapercibida. Veo un pupitre libre y me decido ha hacerlo mio, justo casi estoy llegando un joven pelirrojo me pone la zancadilla y me doy de bruces contra el suelo.
La clase suelta un estallido de carcajadas en ese momento. Todos se meten con la gótica nueva y me cantaban a coro: "¡Lerdaaaa, lerdaaaa....!"
En ese momento no sabia que sentir si rabia por ese pelirrojo arruina primer días, o una tremenda vergüenza y desolación por haber hecho ese semejante ridículo mi primer día de clase.
Tras dos horas de eterna angustia, burlas e insultos hacia ami, viene el recreo.
Compro un paquete de patatas en una maquina expendedora y me siento a leer en un banco.
Miro a mi alrededor y veo a todo el mundo como si estuviera clasificado. Es decir, las chicas mas guapa y populares juntas parloteando con los chicos mas guapos y populares de todo el instituto. Y como no, son los jugadores del equipo de rugby del instituto. También puedo ver a los chicos y chicas del club de matemáticas en un lado del patio y a los del club de ajedrez en otro. A los músicos practicando...
Vamos que se podría decir que este es un instituto más donde se divide en jerarquías a los demás.
Y bueno yo, yo sola, sola.
Después de las tres horas de suplicio que me quedaban de clase y un paseo largo andando hasta mi nueva casa, al fin, llego a mi habitación y puedo tumbarme tranquilamente en mi cama a analizar lo que pasó esta mañana. Pero mi tiempo de relajación termina pronto, mamá me esta llamando para que baje a comer y después tendré que ayudarla a organizar la fiesta de Jean. Catorce años ya, ¡vaya! Como pasa el tiempo. Me acuerdo cuando nos peleábamos sin parar en nuestra antigua ciudad cuando eramos pequeños y a día de hoy es su cumpleños y ya es un adolescente.
Tampoco nos llevamos tanto, solo tengo dieciséis.
Después de almorzar, papá se va a trabajar de nuevo, quiere hacer horas extras para impresionar a su jefe. Jean se esta duchando para prepararse y mamá y yo nos hemos pegado casi media tarde preparando bocadillitos y tonterías para los amigos de Jean. Que solo lleva un día de clase y te digo yo que ya ha hecho mas amigos que yo.
A los pocos minutos ya estaba sonando el timbre, eran todos los compañeros nuevos de Jean, algunos pijos, otros con skates. En mi opinión esos pegan más con el ya que mi hermano es skater o así se llama él a si mismo.
Después de que Jean soplara las velas y todos le entregáramos sus regalos recogimos todo y nos despedimos de los nuevos amigos de Jean, en especial uno que parece ser su nuevo mejor amigo, Carlos.